La relación comercial entre Estados Unidos y China ha sido un pilar del comercio global durante décadas. Sin embargo, en los últimos años, esta dinámica ha experimentado cambios significativos debido a la imposición de aranceles por parte de EE.UU. a las importaciones chinas. Estas medidas buscan abordar los desequilibrios comerciales y proteger a las industrias nacionales, pero también han generado repercusiones económicas complejas, llevando a las empresas a considerar estrategias alternativas de abastecimiento en el extranjero.
Los aranceles de EE.UU.
a China: Origen y evolución
Los aranceles, impuestos aplicados a bienes importados, tienen como objetivo encarecer los productos extranjeros para favorecer a la industria local. En 2018, el gobierno estadounidense implementó una serie de aranceles a productos chinos bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio, afectando bienes por un valor aproximado de $380 mil millones. Estos gravámenes, que oscilaban entre el 10% y el 25%, representaron uno de los aumentos impositivos más significativos en décadas.
En 2024, la administración Biden realizó una revisión de estas medidas, lo que resultó en incrementos adicionales en sectores estratégicos como vehículos eléctricos, baterías, celdas solares, semiconductores, productos médicos y materiales como el acero y el aluminio.
Recientemente, el presidente electo Donald Trump anunció planes para imponer aranceles adicionales a partir de enero de 2025, incluyendo un 10% a productos chinos y un 25% a importaciones de México y Canadá. Estas medidas buscan proteger a las industrias estadounidenses, pero también han generado incertidumbre en las cadenas de suministro globales.
Impacto económico de los aranceles
Efectos en los consumidores
Los aranceles han derivado en precios más elevados para bienes de consumo como electrónicos, ropa y artículos del hogar. Estudios, como el realizado por la Tax Foundation, señalan que estos gravámenes funcionan como impuestos indirectos para los consumidores, reduciendo su poder adquisitivo y afectando el crecimiento económico.
Consecuencias para las empresas
Las compañías estadounidenses que dependen de insumos chinos enfrentan mayores costos de producción. Algunas han acelerado sus envíos para evitar incrementos, mientras que otras evalúan trasladar sus operaciones a países con aranceles más bajos. Sectores como el agrícola han recibido subsidios gubernamentales para mitigar pérdidas.
Impacto macroeconómico
Expertos advierten que el alza de aranceles podría frenar el crecimiento, impulsar la inflación y desestabilizar las cadenas de suministro. Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso sugiere que estas medidas podrían reducir el PIB real y afectar el empleo en EE.UU.
Alternativas de abastecimiento: El caso de Malasia
Ante este escenario, muchas empresas están considerando trasladar su producción a hubs manufactureros alternativos. Malasia ha emergido como un destino atractivo debido a su mano de obra calificada, costos competitivos y acuerdos comerciales favorables. Su sector de Servicios de Manufactura Electrónica (EMS) ha crecido de manera sostenida desde los años 70, atrayendo inversiones de empresas multinacionales.
Comparado con China, Malasia ofrece ventajas logísticas y acceso a mercados regionales, aunque persisten desafíos en infraestructura para industrias de alta tecnología.
Respuesta de los exportadores chinos
Fabricantes chinos están acelerando planes para trasladar producción a países como Emiratos Árabes Unidos, Vietnam o México, evitando así los aranceles estadounidenses. Empresas como Brothersbox, productora de cajas de regalo, ya han iniciado este proceso para recuperar participación en el mercado de EE.UU.
Según análisis de Rhodium Group, la participación de China en las importaciones de EE.UU. cayó 8 puntos porcentuales entre 2017 y 2023, beneficiando a otros exportadores asiáticos y latinoamericanos. No obstante, productos complejos como piezas mecánicas seguirán dependiendo del mercado chino, lo que podría traducirse en mayores precios para consumidores estadounidenses.
Posibles represalias y perspectivas futuras
China ha criticado las medidas de Trump y evalúa acciones legales ante la Organización Mundial del Comercio. También podría implementar controles a la exportación de tierras raras o investigar a empresas estadounidenses como Nvidia. Analistas prevén que Beijing podría reducir compras estratégicas, como productos agrícolas, para presionar a sectores clave en EE.UU.
Mientras tanto, pequeñas y medianas empresas chinas, como la fabricante de calzado Teshuailong, optan por diversificar mercados en lugar de reubicarse.
“La vida sigue”, afirmó Amy Lin, gerente de ventas de la compañía.
Conclusión
La guerra comercial entre EE.UU. y China continúa reconfigurando las cadenas globales de suministro. Si bien los aranceles buscan proteger industrias locales, su impacto económico mixto y las estrategias de adaptación de las empresas plantean interrogantes sobre el futuro del comercio internacional. Malasia y otros países emergen como alternativas viables, aunque la transición no está exenta de desafíos.