El futuro de la interacción humano-tecnología: del tacto al control mental

En un mundo donde los smartphones dominan la interacción digital, investigadores de la Universidad de Purdue trabajan en una revolución que podría redefinir cómo nos conectamos con la tecnología. El ingeniero Shreyas Sen y su equipo desarrollan innovaciones que prometen eliminar las pantallas, permitiendo que el cuerpo humano se convierta en la interfaz principal para interactuar con dispositivos digitales.

Wi-R: el internet del cuerpo humano

La tecnología Wi-R, desarrollada en el laboratorio del profesor Sen, establece una red de comunicación que utiliza el cuerpo humano como medio de transmisión de datos. A diferencia del Bluetooth u otras tecnologías inalámbricas, Wi-R opera en el rango electro-cuasiestático del espectro electromagnético, permitiendo transferencias más rápidas y seguras a través del contacto piel a piel.

Esta innovación podría transformar actividades cotidianas: realizar pagos con solo tocar un terminal, compartir archivos mediante un apretón de manos o controlar dispositivos médicos implantados sin necesidad de interfaces externas. La startup Ixana, fundada por Sen y sus colaboradores, ya demostró en el CES de Las Vegas cómo Wi-R puede transmitir música a través del contacto físico entre personas.

Hacia el control mental de dispositivos

Los avances en comunicación electro-cuasiestática llevaron al desarrollo de un concepto revolucionario: implantes cerebrales que permitirían controlar tecnología con el pensamiento.

Publicado en Nature Electronics, este enfoque resolvería limitaciones clave de las interfaces cerebro-computadora actuales.

A diferencia de sistemas como Neuralink que requieren múltiples cables, el concepto de Purdue utiliza la capacidad natural del tejido cerebral para conducir señales eléctricas. Esto podría permitir transmisiones de datos más de cien veces más rápidas que otros métodos, sentando las bases para un futuro donde ajustar termostatos o enviar mensajes sería posible con solo pensarlo.

El Internet de los Cuerpos: desafíos y oportunidades

Estos desarrollos forman parte de la tercera generación del Internet de los Cuerpos (IoB), donde dispositivos se integran completamente con el organismo humano. Mientras que wearables como relojes inteligentes representan la primera generación, y dispositivos implantables como marcapasos digitales la segunda, los implantes cerebrales marcan el inicio de la tercera fase.

Empresas como Synchron y Neuralink ya avanzan en interfaces cerebro-computadora con aplicaciones médicas, desde permitir a pacientes paralíticos comunicarse hasta restaurar la visión. Sin embargo, como señala un informe de la UK Law Society, esta tecnología plantea cuestiones éticas y legales complejas:

  • Responsabilidad penal en acciones influenciadas por implantes
  • Discriminación laboral basada en mejoras neurotecnológicas
  • Protección de datos neuronales y privacidad cognitiva

El camino por delante

La investigación del profesor Sen, financiada por la Fuerza Aérea de EE.UU. y la National Science Foundation, sugiere que en 15-20 años podríamos vivir en un mundo donde la tecnología aumente capacidades humanas sin mediación de pantallas. Mientras tanto, gobiernos y sociedades enfrentan el desafío de desarrollar marcos regulatorios que equilibren innovación con derechos fundamentales.

Como afirma Sen: "No hay forma de evitar que las máquinas aumenten a los humanos y cambien nuestras vidas. Pero nuestra investigación muestra que es posible que estas máquinas te ayuden sin requerir que siempre mires una pantalla".

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